"Hola, me llamo Juan. Soy un maduro profesor de Ciencias de 52 años, soltero. Yo adoro a las chicas jovencitas, me encanta ayudarlas, aconsejarlas, protegerlas y empoderarlas. Enseñarlas en tiodo lo que pueda. Yo las respeto mucho, soy todo un caballero. Jamás les pediría sexo a cambio, aunque no puedo evitar que al observar sus hermosos cuerpos jóvenes y ardientes me exciten mucho."
"Esta amiga me recomendó a otra. Ella era más "lanzada". Primero, me pidió meter mi lengua entre sus suculentos muslos jóvenes y fuertes y comerle el coñito empapado bien a fondo durante casi una hora. Orgasmó tres veces. Luego, me acarició la pollita por encima de los calzoncillos, lenta, suavemente. Me hizo jadear y babear, me volvió loco. Me puso al borde varias veces y luego sonrió, se relamió y dijo: No me gustan las corridas, prof. Espero que a un caballero como usted no le importe. Vaya a su casa y hágase una pajota pensando en mi. Eso me honra. Por supuesto, yo lo hice."
"Algunas incluso me confiesan que les gusta provocar asi a los maduritos como yo, y que les pone húmedas. Una de ellas parecida a esta princesita me deja entonces que yo lama su coñito hasta correrse. Luego, se viste y me da las garcias dulcemente. No importa. Para mí, las Damas Primero. Sobre todo, las jovencitas."
"A muchas de esas señoritas amigas les gusta exhibirse medio desnudas ante mí en sus pisos o en mi casa, pues se dan cuenta perfectamente que me ponen muy cachondo. Les encanta jugar con un caballero madurito, culto y respetuoso como yo, saber que me están haciendo palpitar y reventar de dolor de pura dureza mi pequeña polla madura entre mis piernas, bajo los calzoncillos y pantalones, bajo mi barriguita de pureta."