Según el reloj se acercaba la hora para que ella tuviera que
huir corriendo a trabajar, pero Nahomi parecía muy entretenida mamando mi
verga.
-Se te va a hacer tarde…- le dije, pero ella sólo se lo
metió hasta el fondo de la garganta y con su lengua acarició mi duro tronco.
Ella es todo un espectáculo de manera normal: tez blanca;
pelo negro, largo hasta la mitad de la espalda; tetas no muy grandes, pero
abultaditas; cintura marcada, piernas largas y suaves; pies deliciosos (me
encanta cuando usa sandalias…). Hoy estaba ya vestida para irse a trabajar:
camisa de vestir blanca, falda negra entallada a media pierna y zapatos bajos.
El conjunto se veía muy erótico con ella de rodillas y con una palpitante verga
metida en sus sensuales labios pintados de rojo.
-Es tu culpa- dijo ella cuando se sacó mi trozo de carne de
su boca. Se veía bastante sensual arrodillada y acariciando mis bolas y mi
verga con sus suaves y delicadas manos- No me has dado la leche que me toca y
no me voy hasta obtenerla.
Dicho esto ella volvió a meterse mi verga en su boca y la
mamó con desesperación.
-No estás cerca de venirte, ¿verdad?- dijo ella después de
un rato. Yo negué con la cabeza y ella me soltó.
Pensé que se iriía pero lo que hizo fue levantarse la falda
y quitarse la pantaleta. Luego se reclinó contra la cama con su hermoso culo
descubierto.
-Anda- me dijo con una voz suave que me hizo hervir la
sangre- si los labios de mi boca no pueden ordeñarte, quizá con éstos me des tu
leche…-
¡Santo Dios! Y pensar que hace unos meses ella pensaba que
sacar la leche de un hombre con la boca era sólo tarea de putas…
***
Todo comenzó con un accidente: le envié sin querer una foto
de mi pene erecto pensando que era otra chica. Al principio me respondió con
toda la indignación del mundo que era un cerdo… y luego me preguntó si en
verdad tenía la verga de esa forma.
La primera vez que vio mi verga en persona se enrojeció y se
avergonzó bastante, pero eso no le impidió que me masturbara hasta venirme
cuando se lo pedí.
Ese primer día sólo disfrute de sus suaves manos recorriendo
mi pene hasta que el contenido de mis bolas salió disparado al piso del baño.
Ella miró mi venida con curiosidad y no dijo nada.
Cuando nos vimos por segunda vez me preguntó que a qué sabía
mi semen. Le dije que lo averiguara por ella misma y ella sólo me siguió
masturbando. Entonces puse las cartas sobre la mesa:
-¿Por què no me la mamas y te lo tragas de una vez?-
-¿QUÈ?- gritò ella (que bien que estábamos en un hotel,
hubiera sido difícil explicarle a su familia por qué ella estaba montada en mi
jalándome deliciosamente la verga)- Eso es de putas… ¿no?-
-Claro que lo hacen las putas- dije –porque se siente muy
rico, pero también lo hacen muchas mujeres cuando les gusta un chico. Es como
el sexo, pero sin embarazos y sin accidentes.
-¿Accidentes?-
-Sí…- era difícil conversar mientras esa dulce mano seguía
acariciando mi pene, pero había que convencerla-… porque si me la sigues
jalando y no te quitas te puede caer en la ropa.
-¡No, que horror! No se pueden dar cuenta que hago esto…-
ella se quedó un instante viendo mi pene, respiró hondo y entonces de una sola
sentada lo engullo casi completo.
Fue la gloria absoluta, su boca era (y sigue siendo) una de
las mejores: caliente, húmeda y muy servicial. La primera vez fue algo
descuidada pero recibió su recompensa y mi verga soltó semanas de semen dentro
de su boca. Casi los vomita, pero logró aguantar y con cuidado se los trago
completos.
-Saben distinto a los de mi novio…-
Esa declaración hizo que mi erección permaneciera fuerte. Le
hice todas las preguntas sobre su vida sexual con su novio mientras le
acariciaba las piernas, la cadera y sus dos ricas tetas.
Quise cojermela esa vez, pero no quiso… aunque sí dejo que
mis dedos acariciaran su clítoris por encima de la tanga. Fue delicioso verla
gemir y venirse por culpa de mis dedos mientras su tanga se humedecía cada vez
más.
Durante semanas nos vimos con cierta regularidad y ella
adquirió práctica en el arte de mamar vergas. Perdió la desconfianza y ahora la
chupaba con una pasión increíble. Y luego empezó a cambiar su actitud.
Al principio ella sólo dejaba que se los diera en la boca,
pero luego empezaba a rogarme por ellos cuando nos veíamos. Y luego empezó a
pedirme que le dejara mi semen en otras partes de su suculento cuerpo.
Eso ocurrió un día que venía de rápido de su trabajo. Traía
puestos sus lentes, lo cual le daba un aspecto nerd y sensual. Rayos, cuando se
la comió sin quitárselos mi verga jamás la había sentido tan tiesa
-Mmm, ¿no quieres dejármela hoy en mi cara?- me dijo- Mi
novio me dice que quiere hacerlo, pero quiero saber qué se siente primero
contigo…-
No me hice mucho del rogar y la hice que me siguiera
chupando. Cuando llegué al clímax se la saqué y disparé mi leche sobre toda su
cara.
Sus labios, su nariz, sus lentes y parte de su cabello
quedaron cubiertos de mi calientita y espesa leche. Ella se rió y empezó a
limpiarse con los dedos para comerse mi lefa (aunque no se quitó todo… ignoro
si alguien se dio cuenta después).
Y finalmente llegamos al principio, al punto donde la sexy
putita de Nahomi, como niña buena, quería su lechita caliente en sus entrañas
cada vez que tenía un espacio antes de trabajar.
Si de por sí ella es sensual, arreglada con camisa de vestir
y falda se ve como una sexy ejecutiva. Así que cuando se levanto la falda para
ofrecerme su coño no me hice mucho del rogar.
***
La vagina de Nahomi estaba completamente húmeda. Me
arrodillé frente a ella y pegué mis labios a sus genitales y los lamí con
placer. Sabía delicioso y ella aceptó mis atenciones con un rico gemido de
placer.
Me incorporé para poner un condón en mi verga, pero ella me
detuvo.
-Quiero sentirte… todo- en su mirada podía ver la lujuria
pura, aunque estaba tan roja como un tomate.
La volví a recostar y me puse detrás de ella, mi verga
directo en la entrada de su vagina. Lentamente la fui introduciendo mientras
ella gemía con cada centímetro.
-Así, papí… así…-
Se la metí toda y sentí como una oleada de sus cálidos
flujos me mojaba. Entonces comencé a penetrarla con más fuerza.
Era delicioso cogerla, su vagina estaba muy sensible y cada
movimiento para entrar y salir la hacía gemir como loca. Con sus manos
estrujaba las sábanas de la cama mientras movía su culo para que le llegara más
profundo.
-¡Cojes bien rico, papi!- susurró
-¿Mejor que tu novio?-
-Sí…- ella enterró la cara en el colchón cuando lo dijo.
-Dilo más fuerte-
-Coges más rico que mi novio- sus frases se cortaban con sus
eróticos gemidos, su vagina apretaba mi miembro tratando de sacarme toda mi
leche.
La verdad también quería venirme, así que empecé a coger más
rápido. Sus gemidos aumentaron de tono y su vagina se sentía más caliente…
-Dámelos, papi. ¡Dámelos todos!- gritó ella
Obediente le metí la verga lo más que pude en su coño y
sentí mi semen caliente fluir de mis bolas hasta salir disparado dentro de su
útero. Mis gemidos eran más los sonidos de un animal en celo.
Me derrumbé sobre su espalda mientras ella jadeaba
delicioso. Pasaron unos instantes, la alarma que indicaba que ya se tenía que
ir sonó.
Me salí de ella y vi como parte de mi semen empezó a
escurrir de su abierta vagina.
Mientras buscaba mi ropa ella se levantó y se puso su tanga.
Con sus dedos recogió parte del semen que ya le escurría por las piernas y lo
chupo sensualmente.
-Mmmm, nunca me habías llenado tanto, papi.
-Espera… ¿te vas a ir así?
-¿Por qué no? De todas formas iba a salir de aquí llena de
tu semen, aunque no en este hoyito- ella sonrió mientras se acomodaba la blusa
y la falda.
Luego tomó sus cosas y se despidió de mi con un beso y una
sexi caricia en mi exhausta verga.
Ese día fue una delicia y una tortura. Delicia porque por
primera vez pude llenarle el choco de semen. Tortura porque todo el dìa ella me
mandò mensajes describiendo como se sentìa mi lechita dentro de ella mientras
trabajaba.
Tuve que soportar todo el día mi verga erecta bajo el
escritorio. Pero ya me pedirá que la vea de nuevo y entonces me vengaré. Si lo
que quiere es leche ahora tengo bastante para que todos sus ricos hoyitos y su
cuerpo queden escurriendo esta vez.