Lo conocí a través de internet, en una página donde subía sus fotos. Su nombre es Raúl y tiene 55 años. Desde que lo vi por primera vez, me calentó. No sé por qué, pero sus fotos de lo más variadas, en ropa interior, o desnudo, con la polla flácida o parada o con su semen chorreando, provocaban en mí una rápida erección. De estatura mediana, con algo de pancita, pelo corto castaño, y estampa de macho alfa. Totalmente lampiño tanto el cuerpo como sus genitales. Su pene no es grande pero si grueso, con una cabeza poderosa que cuando sale de su prepucio muestra todo su poder de penetración.
Decidí entonces ponerme en contacto con él y para mi gran sorpresa, vivía en mi ciudad. Para hacerla corta, luego de un buen tiempo, intercambio de mails y wassap concretamos una cita. Me parecía increíble poder hacer mi sueño realidad.
Hasta ese día, con mis 34 años, me consideraba un bisexual no ejercido. Digo no ejercido, porque nunca había tenido experiencias con algún hombre, aunque sí, tenía ganas de probar y entregar mi cola virgen de pijas a algún hombre. Digo de pijas, porque por ella habían pasado pepinos, zanahorias y variados objetos de variados tamaños.
Raúl vivía en un octavo piso y bajo a abrirme la puerta de calle, mientras subíamos en el ascensor, yo ya empezaba a tener una erección, pensando en lo que iba a venir.
- Humm veo que ya estas caliente antes de empezar. La vamos a pasar bárbaro esta noche.- me dijo mientras acariciaba mis nalgas.
Ya habíamos aclarado unos puntos anteriormente. El cogido iba a ser yo. El sería el macho en la relación y yo la hembra, la sissy, el marica, el puto. Y yo acepte gustoso mi rol, que por otra parte era el que quería.
Tomamos unas copas en la sala de estar y luego me hizo desnudar. Quede con una erección descomunal, pero la consigna era que no debía tocármela si él no me lo decía.
Se puso detrás de mí y volvió a manosearme el culo. Un dedo presionó contra el agujero de mi ano y me incline automáticamente.
_No, no, - me dijo, - Ya nos ocuparemos de agrandar ese agujerito a su debido tiempo, ahora vamos de a poco.
Tomó mi mano y me llevó al dormitorio. Allí, se quitó las zapatillas y el pantalón, y quedándose en camisa y con un slip negro se tumbo sobre un sillón.
- Veamos que sabes hacer.
Entonces desabroche su camisa y bese su pecho centímetro a centímetro, me detuve un rato lamiendo sus pezones lampiños, y fui bajando por su pecho dándole besos a su cuerpo, hasta llegar al objeto de mis deseos. El slip negro, hacía montañita con su semi erección. Corrí su slip y su polla a medio parar asomó para que mi boca la tragara. Apenas unas lamidas y se puso dura. Se puso de pie y terminó de desnudarse por completo. Quedamos el parado y yo de rodillas, en una posición de sumisión. Comencé a besar sus muslos subiendo hasta detenerme en sus bolas, que a esta altura estaban firmes como una pelota de tenis. Las chupe, bese, lamí y trague.
Acto seguido y como para quedar impregnado de su ser, me pase la cabeza de su polla por toda la cara. Por la frente, la nariz, los ojos, los labios, ¡Tanto tiempo había deseado estar en esa situación! finalmente abrí la boca y aquel objeto de mis deseos estuvo dentro de ella.
- Perfecto, me dijo.- Veo que sos una puta chupapijas consumada, si no lo hiciste nunca, has aprendido bien viendo porno gay.
Entonces él tomo la iniciativa. Abrió sus piernas, me tomó del cabello y comenzó a bombear su polla dentro de mi boca. Con movimientos rítmicos, entrando y saliendo. Yo de rodillas aferrado a sus muslos, mientras me decía
-“chupala, maricón, hoy vas a saber lo que es un macho, voy a dejarte el culo abierto y ya no vas a querer otra cosa que pijas”.
Por momentos me la metía casi hasta la garganta y mis labios llegaban hasta sus huevos y mi nariz aplastada contra su cuerpo. Por unos segundos me sostenía la cabeza para no dejarme salir,…
Seguidamente, agarrado por los pelos, levantó su pene y me refregó la cara por sus huevos,
-“Chupa, chúpame las pelotas, putito, te gusta, no?” “quiero escucharte decirlo”, me dijo mientras me separaba de sus bolas, tomándome de la pera.
-“sí, sí, quiero chuparte todo”
-“Por qué?”
-“porque me gustas, y sos mi hombre
- “¿Vas a ser mi putita marica, para que te garche todas las veces que yo quiera?”
- Si, si, mi culo y mi boca te pertenecen para que hagas lo que quieras.
- “bien, sigue y no pares hasta que te llene de leche”
y volvió a meterme la cabeza entre sus bolas. Se las succioné, como si fuera un ternero chupando las tetas de una vaca…
-“Ahh que bien… voy a llenarte la boca de leche caliente”…
Entonces, tomándome del pelo, me separó y comenzó a pajearse,
_“abrí la boca”, me dijo.- Lo hice y saque la lengua, y unos instantes después comenzó a derramar, en chorros espesos y calientes, su semen por mi cara. Una buena parte entro directamente en mi garganta hambrienta y el resto se distribuyó por todo mi rostro. Tragué lo que tenía en la boca luego de saborear su gustito. Él ayudo con un dedo, pasándolo por mi cara y mandando dentro de mi boca todo lo que quedo fuera. Como colofón limpié su polla.
Seguidamente me llevó a la cama y me puso en cuatro patas. Yo estaba super caliente y mi polla a punto de estallar, chorreaba liquido preseminal.
-No te toques.- Me dijo, y salió de la habitación para volver con un plato que colocó debajo de mi picha chorreando. – No vamos a dejar que se pierda nada.
Entonces derramó lubricante sobre mi ano y coloco primero un dedo en la puerta. Lo empujo y sentí como entraba provocándome una sensación inmensa de placer, En ese momento tuve un orgasmo y acabe sobre el plato sin siquiera tocarme la polla.
- Bien, Bien, me dijo Raul, así acaban las putas, cuando le meten un dedo en el culo.
Entonces puso el plato con mi semen debajo de mi cara y me dijo que me trague todo pasando la lengua como un perrito tomando leche. El espectáculo era dantesco, yo en cuatro patas sobre una cama, con un hombre casi desconocido que me metía sus dedos en el culo, y lamiendo un plato con mi propio semen, nunca pensé que podría hacer eso.
-¿Te gusta?
- Si, si!
-¿Queres más?
– Si, dame más!
-¿Cuánto más? ¿Más adentro? ¿Más gordo?
-Sí todo, todo!!
-¡Ya tenes tres dedos en el culo!, ¿qué más queres?
-Tu pija, metemela duro, la quiero bien adentro.
Su pene estaba tieso de nuevo. Separó mis nalgas y apoyo su cabeza en la puerta de mi ano, ya abierta por los dedos, la retuvo ahí un instante y empujó. Metió la cabeza y se detuvo de nuevo.
-Este es el punto de no retorno.- Me dijo.- De acá no volves, la cabeza ya está adentro, ahora sos puto, probaste una pija y ya no vas a querer otra cosa.
Y entonces empujó, hasta que sentí que sus huevos tocaban mi cuerpo. La tenía toda adentro.
¡¡ Hay que sensación sublime tener una pija en el culo!! Siempre que veía fotos de parejas follando, me imaginaba siendo yo la mujer, y es que se ve en la cara de felicidad, que el que goza es el que es penetrado.
Ricardo fue un maestro. Me cogió en muchas posiciones: encima de mí, tirados en la cama con su cuerpo aplastando el mío, mientras me mordía las orejas. Luego me puso de espaldas al borde de la cama y me elevo las piernas hasta sus hombros para penetrarme profundamente hasta los huevos. Lo siguiente fue de parado, Me llevó frente a un espejo que había en el dormitorio y ahí pude ver mi cuerpo sudoroso rodeado de sus gruesos brazos que me apretaban, y su cara de placer asomando detrás de la mía, mientras me la ponía y sacaba y mi pija se movía al vaivén. Recordaba una imagen similar que había visto en un video donde una travesti asiática de polla chiquita era penetrada por atrás, su pijita se bamboleaba y su cuerpo se estremecía con cada sacudida de su macho, yo me imaginaba estar en su lugar, sin saber que algún día cumpliría ese deseo.
-¿Te gusta lo qué ves? ¿Te gusta verte empalado? ¡Sí, te gusta! ¡Te gusta ver esa cara de puto gozoso! Te gusta
De ahí, ensartado como estaba, me llevó de nuevo a la cama y me puso en cuatro patas, en posición de perrito, con el culo hacia arriba, mientras se subía por encima de mí, y su pija entraba y salía desde arriba, en otra posición que siempre desee estar.
Finalmente sentí un estremecimiento en su cuerpo, me abrazó fuertemente y me penetró a fondo y terminó descargando su leche dentro de mi culo, en chorros que salían como cañonazos.
Luego del primer coito me pidió que me quedara, era sábado casi ya de noche. Me dijo que teníamos muchas cosas por hacer aún, que iba a hacerme muchas cosas, y gozar como una puta marrana. Me pidió que me quedara en su casa esa noche y todo el domingo. Dije que sí, por supuesto, en mi estado de satisfacción hubiera dicho que si, si me pedía quedarme toda una semana o más.
Creo que era más que calentura lo que sentía por ese hombre que estaba sobre mi cuerpo, besándome el cuello y las orejas y con su polla que estaba volviéndose fláccida en mi ano lubricado por su leche. Mi característica sumisa oculta se disparó a la superficie apenas me arrodille ante su hombría que me subyugaba.
Descansamos un rato mientras comíamos algo, y me fue preguntando sobre mis gustos y fantasías sexuales. Adoración de pies, lluvia dorada, spanking, ropa de mujer, etc, etc, que a casi todo conteste que si.
- Me dijiste que ibas a ser mi putita sumisa todo el fin de semana, y bien que lo venís cumpliendo, pero a mis putitas las quiero bien depiladas, vamos al baño.
Me llevo entonces al baño y procedió en la ducha a depilarme desde el cuello a los pies. Mi piel quedo suavecita y sedosa como la de una niña. ¡Me encanto! En la cola hizo un gran trabajo, depilándome hasta en la raya,
- Tenes que tener esta zona siempre lista. Tus próximos hombres van a quererla suavecita.- Me decía y de tanto en tanto me introducía algún dedo en el ano.
La operación generó una flor de calentura de los dos y de parado y en la ducha, lubricado por el jabón y la crema de afeitar, me volvió a echar otro polvo monumental, y mientras me sacudía agarrado de mi cintura, me hizo tener otro orgasmo anal. Mi semen fue, obedientemente, a parar a mi mano, para que Raúl me lo embadurnara por la cara y me lo hiciera comer.
Terminado el depile quede con la piel sedosa y me estaba pasando unas cremas de su ex esposa que había en el baño, mientras él comenzó a orinar en el inodoro. siempre me gustó ver mear a un hombre. Vio mi mirada y me dijo.
-¿te gustaría probar?,
-Algunas gotitas…
Entonces apuntó hacia mí y me roció con su meada medio cuerpo. El liquido amarillo se deslizó por mi piel recién depilada, estaba calentito. No pude resistirme y ante las últimas gotas, me agache y deje que la sacudiera dentro de mi boca. Un saborcito salado invadió mis pupilas gustativas.
Cuando salí del baño el ya estaba recostado en la cama, me indicó que me acercara y comencé a recorrerle todo el cuerpo con mis labios, lo bese de punta a punta, mientras él me acariciaba la espalda y la cola.
Estabamos rendidos y en algún momento con su cuerpo enredado al mío nos quedamos dormidos.
Desperté sintiendo algo que rozaba mis labios. Abrí los ojos y vi el cuerpo de Raúl sobre mi cabeza, y mientras refregaba su polla por mis labios.
- Hora de desayunar.- me dijo, - Pero chupala como si fuera una mamadera. Succiona, succiona, que ya va a salir la lechita.
Abrí la boca y chupe como él quería. Como si fuera un pezón largo. Lo exprimí hasta que finamente se descargo su leche en mi garganta. Me parecieron que fueran litros. En chorros potentes que iban llenando mi boca más rápido de lo que podía tragar.
- Leche directamente del toro, jaja! ¿Qué te parece?, ¿te sorprendió?
-Hummm muy rico, me encantó. – Le dije, todavía con un hilo de su semen chorreando fuera de mi boca, que él ayudó con un dedo a meter adentro, y mientras metía y sacaba su dedo en mi boca, me dijo.
- Resultaste ser una putita tremenda que no le decís que no a nada, queres hacer en un fin de semana todo lo que no hiciste en tu vida, y claro que lo vamos a hacer. Vas a salir de acá hecho un puto experto para que cualquier hombre te coja por ahí. Vas a ir por los baños públicos a buscar pijas que tragar.
- Si, creo que desataste en mi la lujuria y el hambre de machos que se me acumuló en años.
- Voy a ponerte algo para mantener a raya tu fiebre anal.
Se levanto y fue a traer un but plug que insertó en mi ano. Debía dejármelo puesto durante todo el día, menos, en los momentos en que lo reemplazara por su pene.
Fuimos a desayunar (el segundo para mi). Había café, tostadas y miel. Seguiamos, como desde el principio del encuentro, los dos desnudos. Entonces raúl, tomando una cucharada de miel, se embadurno en un pie y me dijo, lamelos:
Me puse de rodillas y comencé a lamerle los pies. Lamí la miel entre sus dedos y él los empujó a dentro de mi boca. Eso supuso otro quiebre en mi resistencia sumisa. Estaba ahí, de rodillas, con un but plug insertado en el culo, lamiéndole los pies a un hombre. y esa situación me provoco otro orgasmo, cuando Raúl vio que empezaba a acabar, me hizo hacerlo sobre uno de sus pies y luego lamerlo hasta dejar todo limpio.
Esto le provocó una intensa calentura y me cogió brutalmente, ahí mismo tirados en el suelo, agarrado por debajo de mis hombros y empujando con fuerza y cada vez con más velocidad.
- Puto, chupa pijas, la queres dura? Toma, Toma! Aca la tenes, voy a perforarte el culo!
Duro unos minutos y se descargo dentro de mi culo que a esta altura estaba bien dilatado. Su leche comenzaba a gotear desde mi ano.
Estabamos a primera hora del domingo, y ya me había tragado su leche en una mamada, me había encajado un but plug en el culo, lamido sus pies, comido mi semen, follado sobre el suelo de la cocina, ¡lo que me esperaba para el resto del día!
