Share this picture
HTML
Forum
IM
Recommend this picture to your friends:
ImageFap usernames, separated by a comma:



Your name or username:
Your e-mail:
  • Enter Code:
  • Sending your request...

    T'nAflix network :
    ImageFap.com
    I Love DATA
    You are not signed in
    Home| Categories| Galleries| Videos| Random | Blogs| Members| Clubs| Forum| Upload | Live Sex




    Sometido en la isla de los Negros 2

    En el capítulo anterior llegué a la isla Leche Negra a buscar a mi amigo Cristian que desapareció hace 2 años. En esta isla dominada por hombres negros de gran estatura, los hombres blancos tenemos una libertad muy restringida por eso cuando llegué al hotel, mi reserva de habitación fue denegada. Afortunadamente, el maestro del lugar me dejó quedarme en una habitación compartida mientras accediera a llamarle "amo". Esa noche, escuché cómo un hombre negro penetró a mi compañero de habitación y antes de irse me tocó el trasero diciendo "ya te tocará tu turno, curiosa".

    Me desperté a la mañana siguiente con mi teléfono sonando. Era mi novia Florencia llamándome desde España.

    Yo: ¿Hola?

    Florencia: ¡20 mensajes te dejé! ¡¿tienes idea de lo preocupada que me tienes, imbécil?!

    Yo: perdón, Florencia, es que mi llegada fue un poco... dura y larga...

    Florencia: ¡ni perdón ni hostias! ¡¿te das cuenta de que eres un inútil pito chico?!

    Yo: Te prometo que no lo voy a volver a hacer.

    Florencia: Dilo.

    Yo: ¿qué?

    Florencia: dí que eres un inútil pito chico.

    Miré a los costados. No había nadie en la habitación.

    Yo: soy un inútil pito chico.

    Florencia: jaja, lo sabía. Quiero que sepas que estás en altavoz en este momento y todas mis amig-- as--- ron-------o---

    Yo: ¿qué? hola...

    Miré mi móvil. No sólo tenía poca señal sino que tenía 1% de batería. De pronto, escuché una risa arriba de mi cama. Me paré. Estaba Sussy usando su móvil.

    Yo: ¿Sussy?

    Sussy: perdona, no fue mi intención escucharte.

    Yo: No puedo creerlo, qué vergüenza.

    Sussy: ¿realmente tienes el pito chico? ¡eso volvería loco a cualquier alfa!

    Yo: por favor, no le digas a nadie.

    Sussy: Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo... pito chico jajaja.

    No tenía tiempo para esto. Rápidamente saqué mi mochila de debajo de la cama y me dispuse a buscar el cargador ¡no estaba por ningún lado! Era el momento de salir a la ciudad, tenía que ir a comprar un cargador. Me vestí apurado. Hacía calor en la isla entonces me puse un short rojo, zapatillas blancas y camiseta gris. Me habían advertido que tenía que adaptarme a la vestimenta sissy característica de los otros hombres blancos pero creo que una rápida visita a un supermercado no me generaría problemas. Además, tampoco era un vestimenta muy llamativa.

    Salí de la habitación, pasé rápido por el hall de hotel donde estaba el amo leyendo el diario y salí sin saludarlo. Grave error: debí preguntarle dónde había un comercio cerca. Caminé por una calle durante 10 minutos pensando que encontraría una tienda de cables cerca pero no tuve suerte. No llamé la atención de la gente: hombres y mujeres negras yendo rápido a trabajar. Ya había visto varios hombres negros pero me llamó la atención el físico increíble de las mujeres: todas medían por lo menos 2 metros, ropa ajustada, cintura chica, traseros enormes y un par de tetas muy duras y paraditas. Muchas ni siquiera llevaban sostén y podía notarse sus pezones debajo de las camisetas. Podría decirse que en esta isla se encontraban los mejores físicos del planeta.

    Luego de dar vueltas por la ciudad viendo edificios increíbles, me llamó la atención un monumento en una plaza: era una escultura neoclásica de un corpulento hombre negro parado de brazos cruzados con mirada desafiente y debajo de él unos 5 hombres blancos pequeños y en harapos rodeabean sus piernas intentando tocar sus genitales con cara de lujuria. Debajo, una inscripción decía: "Batalla por la Independencia de Isla Negra (1812) - Donde el hombre beta asumió su verdadero lugar". Esa imagen me asustó tanto que sentí como mi trasero se me metía para adentro.

    Seguía sin encontrar un lugar para comprar un cargador y quise volver pero no encontraba la calle por la que vine. Todavía no había desayunado pero quería resolver primero mi problema con el cable. Lentamente me fui alejando de las calles transitadas y casi sin darme cuenta terminé caminando por unas calles en peor estado. Casas grafiteadas, coches abandonados, perros ladrando y poca gente en la calle ¿Cómo pude perderme tan fácilmente? En un momento, creí reconocer a la distancia la escultura que había visto más temprano. Para eso tenía que pasar por debajo de un puente húmedo y oscuro que parecía abandonado. Ningún coche pasaba.

    Empecé a caminar rápidamente. Cuando dí un par de pasos por debajo del puente, ví a la izquierda tres hombres negros sentados en la oscuridad. No pude evitar dar un pequeño brinco del susto y dar un rápido gritito para nada masculino. Mierda. Los nervios me traicionaron. Seguí caminando rápidamente mientras escuchaba a los hombres reír y silbarme. Seguí caminando a la misma velocidad tratando de llegar a la escultura. Sin embargo, cuando llegué, me dí cuenta de algo terrible: era otra escultura. En esta ocasión era la de un hombre negro llevando con correa a un hombre blanco desnudo a cuatro patas y con la cola levantada. No llegué a leer la inscripción. Pero lo peor de todo fue cuando empecé a mirar al rededor de la plaza y noté que era una calle sin salida. Eso sólo significaba una cosa: la única forma de salir era através del puente oscuro.

    Me quedé quieto. Lentamente dí media vuelta. Ahí seguían los tres hombres mirándome entre risas. Tomé aire y volví hacia el puente. "No tengas miedo, no te pueden hacer nada legalmente" dije para mis adentros. "¿Ya nos extrañabas, lechosa?" me dijo uno mientras me acercaba. Yo seguí caminando intentando esquivarlos pero me empezaron a seguir. "Ey ¡ey! ¡que te estamos hablando!". De pronto, sentí un golpe en la cabeza que me tiró al suelo.

    Quedé mareado por unos segundos hasta que entendí que me habían lanzado una piedra. "No ¡no! ¡por favor!" supliqué. Uno de los tres me agarró desde atrás con fuerza. Podía sentir su erección atrás de mi pantalón. "Tú lo estabas pidiendo" dijo otro mientras se bajaba el cierre del pantalón frente a mi cara. "No, no, no, que no pase. Dios, te lo pido ¡ahora no!" pensé para mis adentros.

    Afortunadamente, pasó el milagro. Como si Dios hubiése escuchado mis plegarias, sonó una sirena de policía a la distancia y los chicos rápidamente cambiaron de parecer. Los tres giraron hacia atrás mientras un oficial de policía se acercaba.

    Policía: Bueno, bueno ¿qué tenemos aquí?

    Yo: ¡me querían violar! ¡oficial! ¡me querían violar! (dije mientras me paraba)

    El oficial hizo algo que no me esperaba. Me dió una suave cachetada en la cara.

    Yo: ¡Au!

    Policía: ¡nadie te dió permiso de hablar todavía, blanquita!

    El oficial miró a los demás hombres y les preguntó.

    Policía: ¿me pueden explicar qué pasó aquí?

    Hombre: oficial, nosotros estabamos sentados tranquilamente cuando este blanquito pasó delante de nosotros no una sino dos veces. Mire cómo está vestido ¿no cree que esa es una provocación ese short rojo? prácticamente estaba gritando "quiero que me rompan la cola" y nosotros nos acercamos a hablarle amablemente. Él se hizo como si no nos escuchara y cuando nos acercamos, se tiró al suelo y empezó a gritar que eramos unos violadores. ¿Se da cuenta? tratando de hacerse pasar como un hombrecito y se comporta como una putita feminazi ¡no tienen vergüenza! y después se preguntan porqué los violan.

    No podía creer lo que estaba pasando. El policía me miró a mí con cara de miedo.

    Policía: ¿así que tratando de acusar de violación a tres ciudadanos que trataban de ser amigables? ¡puta maleducada!

    Me volvió a golpear, esta vez más fuerte. Luego me escupió. Otra vez en el suelo, el oficial se acercó a mí y me esposó las muñecas.

    Policía: Tienes derecho a guardar silencio. Todo lo que digas podrá ser usado en tu contra.

    El oficial me subió a la patrulla mientras los tres hombres quedaron bajo el puente.

    Ya en la estación de policía nos metimos en la oficina del oficial. Yo ya no sabía cuándo terminaría este día y lo único que podía pensar era cómo fui tan imbécil de salir a buscar un puto cargador sin siquiera desayunar. El oficial me sentó en una silla y él se sentó en el borde de su escritorio quedando sus dos piernas delante mío. Otra vez pude oler ese aroma inconfundible y penetrante que sentí el día anterior.

    Policía: ¿Nombre?

    Yo: Mauricio, señor.

    Policía: ¿te llamas Mauricio Señor? ¿eres estúpida o qué? te pregunté sólo por tu nombre.

    Yo: Disculpe, Mi nombre es Mauricio. (bajé la mirada)

    Policía: Ustedes los blanquitos no tienen cojones. Vienen a nuestro país de turista y acusan a nuestros ciudadanos de cualquier tipo de crimen como si ustedes no estuvieran deseosos de probar nuestro semen ¿te piensas que no conozco los de tu tipo? seguramente ahora estás pensando en el olor de mis bolas y cómo te dan ganas de... ¡ey! ¡mis ojos están aquí arriba!

    Mierda. Otra vez ¿le estaba mirando la entrepierna? bueno, en mi defensa, era prácticamente imposible mirar para otro lado. Lo miré a los ojos preocupado y, de pronto, el oficial soltó una sonrisa.

    Policía: En este momento podría hacerte pasar al calabozo y te juzgarían por falsa denuncia sexual. Tendrías una pena de 3 años por lo menos y créeme que la justicia no se pondrá de tu lado. Te costará encontrar un abogado que quiera defenderte en este país. Podría hacer eso...

    El oficial se paró. Ahora estaba todavía más cerca de mí.

    Policía: O podríamos hacer otra cosa.

    El oficial se empezó a desabrochar el cinturón. "Dios, eres un cínico hijo de puta", pensé para mis adentros. Pude sentir cómo el olor a testículos se volvía cada más intenso a medida que el hombre se bajaba el cierre. De pronto, levanté la mirada y sentí algo que cayó y se quedó apoyado sobre mi cabeza desde mi nariz hasta mi último cabello. Mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo. Era el pene más grande y venoso que había visto en mi vida.

    Yo: Oh, dios mío.

    ¡No iba a chuparle el pene! ¡soy un hombre hetero! ¡mi novia me estaba esperando en mi país y teníamos sexo una vez a la semana desde hace meses! nunca había sentido curiosidad por probar un pene en mi vida y este no iba a ser el momento. Voy a salir de esta habitación y exigiré que me dejen hablar con la embajada de mi...

    Policía: No se va a chupar sola.

    Yo: Si, señor.

    Enseguida me metí el pene en su boca y empecé a chuparlo desesperadamente como si lo estuviese esperando toda mi vida ¿qué me estaba pasando? hace unos segundos estaba pensando en la forma de irme y ahora tenía 24 centímetros de carne negra entrando y saliendo de mi boca. Siendo justos, no entraron los 24 centímetros en mi boca al principio, en todo caso unos 7 u 8. La cabeza de su pene era muy grande y temía que me toque la campanilla.

    Policía: Así, empezaste bien, mi putita. Se nota que es tu primera vez ¿eh?

    El hombre me empujó la cabeza con fuerza y la punta de su pene me hizo dar arcadas pero el oficial no me dejó sacar la cabeza. Yo tenía los ojos llorosos y estaba tratando de toser pero él seguía apretando con fuerza. Lentamente, fue acercando más y más mi cara hacia él ¿qué se supone que debía hacer? ¡ya no había más espacio para su pene adentro de mi boca! esto no tenía sentido. Sin embargo, en una especie de intento por sobrevivir, mi cuerpo se adaptó sin que mi mente le diera la orden y levanté el cuello para que la punta de su pene entre lentamente por mi garganta. Empecé a respirar por la nariz y entendí que el hombre no pensaba detenerse hasta llegar al fondo. Y así fue: Recién cuando todo su pene pasó a estar dentro mío, pude sentir que el oficial dejó de empujar. "Ahora sí", lo escuché decir.

    Lo que hizo después no fue sacar todo su enorme pene otra vez, sino que retrocedió lentamente un par de centímetros y luego volvió a meterla hasta el fondo. Como si el verdadero placer estuviése en esos últimos centímetros. Repitió el procedimiento varias veces mientras aumentaba de velocidad. Sus manos seguían en mi cabeza y yo me sentía como un tubo de succión. Pasaron dos minutos y mi dentadura empezaba a acalambrarse cuando el hombre empezó a aumentar la velicidad de forma bestial. Nunca olvidaré el sonido de sus bolas peludas rebotando con mi pera. Me dió una embestida increíble y me empezó a doler la frente de tanto cabecear su tripa.

    "¡Me vengoooo!" empezó a susurrar. Finalmente, sentí cómo se corría dentro mío. No pude llegar a probar el sabor de su semen: su pene estaba tan metido en mi esófago que la corrida fue directo a mi estómago. En cada corrida, daba una embestida y se retorcía de placer. Cuando creía que estaba terminando, recién iba por la mitad. Ya iban 7 corridas, 8, 9. En un momento perdí la cuenta. Seguramente fueron más de 15. En la última, se quedó dentro mío por unos segundos y lentamente sacó su pene que, aunque ya no estaba erecto, seguía siendo enorme. En ese momento comprendí que los hombres de esta isla no sólo eran machos fornidos con enormes penes sino que también guardaban gigantezcas cantidades de esperma.

    Mi boca estaba llena de baba y, mientras el oficial se cerraba el cinturón, noté algo: ¡ya no tenía hambre! ¿sería posible que tanto semen me hubiése sacado las ganas de comer? toqué mi estómago y noté que estaba tibio. "¿Rica comida, eh?", me dijo el oficial acercándome una servilleta. Lo miré a los ojos y no llegué a agarrar la servilleta cuando él mismo me limpió la boca con ella.

    Policía: sin embargo, todavía te falta el postre ¡Rubiro! ¡Ferreri! ¡presentáos inmediatamente!

    Yo: ¿qué?

    Enseguida entraron dos oficiales más. No es necesario decir que ambos eran también enormes y musculosos.

    Policía: esta putita sin dueño acaba de llegar a la isla y ya está generando problemas. Sin embargo, está dispuesta a chuparle la polla a toda la estación de policía con tal de no ir a la cárcel.

    Yo: un momento ¡eso no fue lo que hablamos!

    El policía me golpeó.

    Policía: ¡Silencio!

    Oficial Rubiro: Disculpe jefe pero tengo que corregirlo. Parece que esta putita sí tiene dueño.

    Policía: ¿qué?

    Yo: ¿qué?

    Oficial Rubiro: Un hombre vino a la estación hace unos minutos porque su putita estaba desaparecida. Ahora lo hago pasar.

    El oficial Rubiro caminó hacia la puerta, hizo una seña y atrás de él entraron el Maestro del hotel acompañado por Sussy con una ajustada camiseta rosa, agarradito a su amo y tocándole cerca de sus genitales.

    Maestro: esta putita es mía. Se me escapó la muy bandida esta mañana pero por suerte la pudieron encontrar. Es una loca rebelde pero sé que voy a poder domesticarla y mostrarle su verdadero lugar si me la dejan llevar.

    Policía: ¿Usted se hace cargo de la falsa denuncia de Mauricio?

    Maestro: ¿qué Mauricio? ella no se llama Mauricio, su nombre es Inútil Pitochico.

    Todos los oficiales de policía se miraron entre sí y rieron a carcajadas. Yo miré a Sussy a los ojos con una furia indescriptible.

    Unos minutos más tarde estabamos en el coche del maestro volviendo al hotel. Era un Mercedes Benz conducido por un hombre negro ¿acaso era... Porongo? De pronto, el Maestro me bofeteó. Esa me la esperaba.

    Yo: ¡Au!

    Maestro: ¡putita asquerosa! ¿cómo te atreves a irte de esa manera? te dí cobijo, te dejé quedarte ¿y te vas sin ni siquiera saludar?

    Yo: Lo siento, amo.

    Maestro: Nada es gratis en la vida, pito chico. Ni tu estadía, ni tu traición. Si quieres ganarte mi confianza, tendrás que convencerme para que considere darte la oportunidad de trabajar para mí. Sino, vuelve a la calle y verás cómo sigue tu suerte.

    Me quedé en silencio el resto del viaje. Al otro lado del Maestro estaba Sussy sonriendo abrazado a él. Qué puta traidora.

    CONTINUARÁ...

     
      Posted on : Oct 3, 2024
     

     
    Add Comment




    Contact us - FAQ - ASACP - DMCA - Privacy Policy - Terms of Service - 2257



    Served by site-686bfb45f8-tl7wb
    Generated 14:02:13