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La Farmaceuta - flacalisa
El otro día, estuve en casa de un amigo visitándolo, en ese
momento salió de la casa una señora con un gran trasero ajustado a unos
pantalones, me llamo la atención la señora, tendría unos 50 años, pero estaba
como me gustan a mi las viejas, con el culo grande y esponjoso.Le pregunte a mi
amigo que quien era esa señora, el me respondió: “Esa es mi suegra, va a
trabajar, ella es la que atiende la farmacia que esta a dos cuadras de aquí,
ahí no hay casi medicamentos, pero ella tiene que cumplir horario, pasa la
mayoría del tiempo sola leyendo o viendo TV.”Le pregunte la historia de la
señora: “Me comentó que se llamaba Cecilia y estaba casada con su suegro pero
que este era mucho mayor que ella, ya estaba anciano, tenía 71 años y ella
apenas 54 años”.Esto despertó en mi un morbo increíble, entonces ese culo no
tenia años sin uso, o hasta con suerte podría estar virgen.Me despedí de mi
amigo y seguí mi camino. En lo que pasé por frente la farmacia, estaba cerrada
la puerta de vidrio, pero tenía el cartel que decía “ABIERTO”. Toque el timbre
y abrieron la puerta, era la suegra de mi amigo, la que atendía, estaba sola
viendo TV, le pregunte por un medicamento y me atendió muy amablemente y me
dijo que no lo tenía porque estaban esperando el camión con mercancía dentro de
una semana.Luego salí de ahí con la polla un poco parada por el tamaño del
trasero de la señora. Se veía grande y divino.. La señora me excitó. Había
aprovechado para ver como era el local y planeé la historia:
Un día volvería y me la tiraría.Como a la semana volví,
esperé a las 08 de la mañana a que abriera la farmacia. La puerta estaba
cerrada como siempre, para evitar los robos, así que llamé al timbre y me
abrió. Al entrar con mucha habilidad le di vueltas al cartel por el lado que
decía "CERRADO". Entré, cerré la puerta por dentro, saludé a Cecilia
y le pregunte por unas pastillas comunes que yo había visto en mi visita
anterior. Al voltear la señora a buscar las pastillas yo pase por encima de una
vitrina y la alcance donde iba caminando.Entonces, saqué la pistola del
bolsillo la apunté y dije: Quietita vieja. Y de un empujón la metí en el
rincón, donde había una pequeña banqueta.Cecilia estaba pálida y sólo acertó a
decirme: Si quieres dinero, está en la caja, te lo doy, pero no me hagas daño
por favor.Ponte de pie sobre la banqueta.Se subió rápido a la banqueta y la
miré mientras temblaba y se cruzaba de brazos. Tenía un pantalón Negro y un
jersey azul. La continúe mirando todo su cuerpo un rato más, sin decir palabra
y, por fin dije:Quita las manos de las tetas, no te las cubras. Enseguida puso
las manos a ambos lados de las piernas.Ahora, gírate, ponte de espaldas sin
bajarte de la banqueta.La cogí un pellizco en el culo y la dije: Tienes un
culote vieja.Tras un rato de silencio, dije: Bueno, como no tengo mucho tiempo,
te propongo una cosa. Me tienes que enseñar una de estas tres cosas: el culo,
el chocho o las tetotas. Elige tu misma.Cecilia no dijo nada paralizada por el
miedo, así que volví a hablar yo: Vale, como no te decides,
desnúdate entera. Y la apunté con la pistola en un costado.Enseguida reaccionó
y dijo: No, no, espera por favor.Pues venga, ¿qué me vas a enseñar?, Dímelo,
rápido.El pecho.Venga, bájate del taburete y quédate desnudita de cintura para
arriba, pero ya mismo eh.Empezó a quitarse el jersey y luego más lentamente
comenzó a desabrocharse el sujetador y se lo quitó, tapándose muy hábilmente
las tetas con los brazos, mientras sostenía el sujetador en la mano.Cogí el
sujetador y apuntando con la pistola dije:¿Qué pasa?, ¿Es que no me las vas a
enseñar? Y grité ¡Fuera esas manos de ahí!El grito y la pistola debieron
resultar convincentes porque enseguida, con la mirada dirigida al suelo y
temblorosa, Cecilia quitó las manos del pecho y las colocó paralelas a sus
muslos. Estaban muy ricas.Me situé detrás de ella, me pegué a su culo y por
detrás la agarré las tetas con ambas manos y comencé a manosearlas y
pellizcarlas.Estuve así cinco minutos, tocándola las tetas mientras ella
gimoteaba de vez en cuando y lloraba en silencio, pero sin oponer la mínima
resistencia. Estaba demasiado asustada. De vez en cuando, la acariciaba el
vientre y si bajaba más abajo de la cuenta, (aunque sin llegar en ningún
momento a tocar su pubis), se estremecía.De repente dije: Estoy muy excitado,
quiero meterte la polla por alguno de tus agujeros, pero igual que antes, te
voy a dejar a ti elegir. ¿Quieres que te la meta por el culo?, (y a la vez se
lo toqué), ¿Quieres por aquí? (y la toque el coño. Ella se
agachó y gimoteó) ¿o quieres por la boquita? Tienes 10 segundos para
elegir.Como antes, no contestó, ahora si que estaba muerta de miedo, temblaba,
así que dije: Vale, pues elijo yo. De un empujón la senté en la banqueta y me
bajé el pantalón y el slip. Cecilia miraba para otro lado y lloraba en
silencio. Cogí con mi mano la polla que estaba ya enorme y la acerqué a su
cara. La señora comenzó a ponerse algo histérica y alzar la voz diciendo que
no, no, así que la sacudí un buen bofetón que la hizo callar.Ahora solo se la
oía respirar y sus suspiros que daba en su llanto silencioso. Acerqué de nuevo
mi polla a sus labios y la dije:Abre la boca y chupa y cuidadito, no sea que se
me escape un tiro.Sin resistencia se la metí en la boca, pero como no hacía
nada, la cogí del pelo por detrás de la cabeza y empecé a menearle la cabeza
adelante y detrás, haciendo que la polla entrara y saliera de su boca.Aprieta
más los labios vieja y acaríciamela con la lengua. O es que a tu estupido
marido no le gusta que se la chupen.La cosa fue mejorando y el placer en
aumento así que pasados unos cinco minutos, me corrí dentro de su boca. En
cuanto ella sintió el semen en su boca, le dieron arcadas y vomitó.La dejé que
terminara su vomitona y lloriqueos y entonces dije:¿Tanto asco te doy? Pensaba
irme ya pero ahora te vas a enterar. Con la pistola en su frente, grité fuerte:
¡Bájate los pantalones!Cecilia, más asustada que nunca, estaba
agachada en cuclillas en el rincón, de nuevo tapándose las
tetas con las manos y con cara de pánico decía: Déjame ya por favor, déjame,
déjame.Como estaba así agachada, no pude resistirme a tocarla el coño por
encima del pantalón, luego la agarré de los pelos haciéndola ponerse en pie y
poniendo la pistola en su frente dije con voz firme:Empieza ahora mismo a bajarte
los pantalones o disparo. 1, 2 y..Llorando ya desesperadamente empezó a
desabrocharse su pantalón negro, mientras yo la seguía acosando diciéndole:
venga, venga, más deprisa, quiero ya ver el color de tu raja.Lentamente comenzó
a bajárselos y ya se veían unas pantaletas blancas.Grite: ¡Más abajo, hasta los
tobillos! (ya los tenía por medio muslo)Cecilia no paraba de decir "No por
favor", pero no dejaba de bajarse, poco a poco, sus pantalones. Cuando ya
los tenía en los tobillos dije:Vale, date la vuelta, ponte de espaldas.Ella lo
hizo y creo que hasta aliviada por ponerse de espaldas.Ahora empieza,
despacito, a bajarte las pantaletas. Quiero ver ese inmenso culo.De nuevo
empezó a oírse el " No, déjame, por favor ", pero con poner la
pistola fría sobre su espalda, Cecilia empezó a mover sus pantaletas.Venga,
bájatelas más, un poco más, un poco más, venga. Ahora que estamos terminando,
¿no querrás estropearlo todo? Venga, más, más, hasta medio muslo.Entonces me
acerqué y comencé a tocarle el culo, la metí la mano entre las piernas y con un
dedo la presione el ano. Ella se estremecía y apretaba los glúteos. La
volví a tocar las tetas que ella ya no se preocupaba en
taparse (tenía otras preocupaciones ahora).Venga, ahora pon las manos sobre la
cabeza. (Lo hizo). Bien y ahora, empieza a darte la vuelta. Quiero conocer a tu
chochote que es lo único que nos queda por ver. Venga, gírate.Ella lloraba pero
no se movía.¿No te dará vergüenza a estas alturas?. Como no se movía, la pegue
con la mano con todas mis fuerzas en el culo, dejándola la mano marcada y la
puse la pistola en la raja del culo y dije. ¿No querrás que te entre una bala
por este agujerito verdad? Y grite, ¡Pues empieza a darte la vuelta!Ahora se
empezó a girar, con las manos sobre la cabeza, congestionada por el llanto y
con lágrimas que chorreaban por su cara, se dio la vuelta y quedó a la vista un
coño de pelo negro y bastante peludo.Cecilia, ahora ya conozco todas tus
cositas, ya nada tienes que ocultarme. Sácate de los tobillos el pantalón y la pantaleta
venga.Ya, totalmente desnuda, se tapó el coño con las manos y miró al
suelo.Siéntate en la banqueta.Se sentó con las rodillas bien juntas. Me
acerqué, la cogí las piernas por las rodillas y se las separé. No ofreció
resistencia.Venga, ahora con tu dedito, métetelo en el coño. Venga, ¿o quieres
que meta yo el mío?.Cecilia empezó a buscarse el agujero y se lo metió un
poquito.No, así no, del todo y mételo y sácalo, venga. Ni que fuera la primera
vez que lo haces. Venga.Cecilia estuvo un rato metiéndose el dedo aunque sin
muestras de placer. No estaba para disfrutar la
cosa.Levántate. La agarré del pelo, la di la vuelta y la
empuje para que se agachara apoyando el vientre en la banqueta y el culo en
pompa.Cecilia se temió lo peor y empezó a oponer resistencia pero la
dije:Tranquila, no es lo que piensas, tranquila, te salva el que me las has
chupado tan bien que me he corrido antes que si no...Venga, tu solita, ábrete
el culote con las manos..... Así muy bien.Métete un dedo por el culo, venga,
despacito... mas adentro.Ella suplicó: “Por favor por ahí no”Que pasa nunca lo
has hecho por el culo.Ella respondió: “Eso nunca lo he hecho por favor”Eso me
excito tanto que mi polla estaba a reventar, y le dije: Voy a tener un poco de
piedad contigo, pero métete el dedito nada más.Cogí su mano y le hice meter su
dedito dentro de su culo, metiéndolo algo más y sacándolo. Luego le saqué su
dedo y metí el mío. Se estremeció, puso el culo duro y comencé a meterlo y
sacarlo.Así, ves que bien. y yo mientras, tenía ya la polla preparada para
atacar. Sin que se diera cuenta, la acerque a su culo, sacaba el dedo y se lo
volvía a meter de nuevo, varias veces.Disimuladamente, una de las veces que
saque el dedo, acerque la polla y apreté. Apenas había entrado la punta pero
Cecilia empezó a chillar "No, eso no, por favor, eso no...". e
intentaba levantarse. De un golpe la tumbé sobre la banqueta y de un apretón la
metí media polla.Pegó un grito enorme y yo
sin esperar, di otro empujón y se la metí casi entera.
Cecilia lloraba ahora a gritos desconsolados y decía continuamente "no,
no, no", .Mi polla estaba ya totalmente dentro de su estrechito culo. En
ese momento, sonó el teléfono de la farmacia pero no hicimos ni caso. Quien
fuera tendría que volver a llamar.Cecilia, ¿notas mi polla dentro de tu
culito?Empecé a sacarla y meterla, al principio despacio y acompasado por
gritos de dolor de Cecilia, pero poco a poco me fui animando y cada vez se la
metía y sacaba más deprisa y más salvajemente.Empecé a ver como la sangre le
chorreaba por las piernas y en el suelo había ya varias gotas. Le había
desgarrado el culo.Jajá jajá Vieja, tienes un culito muy estrechito. Era virgen
¿verdad?. Yo seguía follándola por el culo y le decía:Además, ahora que lo
pienso, has tenido mala suerte porque como me corrí hace un ratito, ahora
aguanto mucho más dentro de tu culito.Estuve unos 15 minutos dentro de su culo
hasta que me corrí dentro.Me limpié, me vestí y ella continuaba allí destrozada
sobre la banqueta. Le había destrozado el culo.Me ha gustado mucho, estaba muy
rico tu culito. Pero Tengo que irme.Como a los tres días llame a mi amigo y me
dijo que estaba todo bien por haya, su esposa y su suegra estaban cada quien
trabajando.Entonces la vieja no denuncio la violación, que suerte la mía.
Nota:
no disponible - alojado el 3 de abril del 2011
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