Al día siguiente busqué a
Carlos temprano antes de entrar a la primera clase. Al verlo me lancé a sus
brazos y lo besé apasionadamente. Lo había estado evitando casi una semana,
pero valió la pena. Las cosas que había aprendido me habían cambiado, era una
mujer nueva hambrienta de sexo y seguramente el disfrutaría del fruto de mi aprendizaje.
Esta vez yo lo arrastré a
una sala vacía, lo besé mientras desabrochaba su pantalón. “Quiero chuparte el
pico”, dije mirándolo a los ojos y lo sorprendí. Riendo me puse de rodillas
delante de Carlos y dejé caer su pantalón. Se quitó la ropa interior y me
mostró probablemente el pene más pequeño que había visto después de ver la
variedad de juguetes sexuales de Alejandro. Completamente erecto, no alcanzaba
el largo de ninguno de los consoladores o vibradores. Intentando no hacerlo
sentir mal, rápidamente escondí mi rostro sorprendido y avergonzado y me
incliné para servirlo.
Realmente fue como chupar
un collac. Pasé la lengua por su eje, luego lamí alrededor de la cabeza. Tomé
su longitud completa en mi boca y trabajé con mi lengua alrededor de él mientras
estaba allí. Sus gemidos de placer me hicieron sonreír y me esforcé para darle
la mejor chupada que él pudiera imaginar. Me sorprendió encontrarme un poco
mojada mientras lo hacía.
No le llevó mucho tiempo
a Carlos. Casi tan pronto como comencé a saborear su preseminal, estaba eyaculando
en mi boca. Tragué sin que me diera la orden, chupé puy fuerte y eso lo excitó
mucho, porque gimió muy fuerte. Cuando finalmente me puse de pie y me limpié la
barbilla, estaba sonriendo. Estaba disfrutando esta atención y saliendo de mi
caparazón frente a mi pololo. Él estaba demasiado sorprendido de la polola que
lo había evitado una semana y ahora lo había sorprendido con algo que él antes
tenía que forzarme. Yo quería más. Quería chupar otro pene, no el de mi pololo,
me encontré pensando en Alejandro.
Volví a agarrar su pene y
lo comencé a lamer nuevamente. Él gimió cuando comenzó a decirme que se sentía
fantástico. Le sonreí y tragué su pene, sintiendo que trataba de empujar contra
la parte posterior de mi garganta y él gimió de placer. Lo saqué de mi boca y
comencé a masturbarlo un poco más rápido. Después de un minuto o dos, volví a
chupar. Mantuve mis manos en la base de su pene, y lentamente tomé la punta de
su pene en mi boca. Clara comencé a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo
la totalidad de su pene mientras acariciaba sus testículos. Hice esto por un
tiempo y luego Carlos agarró la parte posterior de mi cabeza para presionarme
contra él. Gemí en respuesta. El pene de Carlos estaba completamente dentro de
mi boca, pero no se sentía como los juguetes sexuales de Alejandro. Fingí que
me atragantaba, así Carlos presionó sus caderas contra mi cara y su pene se
hundió un poco más, sólo un poco. Gimió una vez más, pero me dejó ir.
Rápidamente guardó su pene dentro de su pantalón y salimos de esa sala.
Durante clase pedí
permiso para ir al baño y ahí entré en una caseta para orinar. Estuve allí un
momento cuando escuché a una pareja entrar. Estaba a punto de salir de la caseta
cuando escuché la voz de Carlos. “Está bien, amor, necesito un poco de alivio”,
dijo y mi corazón se dio un vuelco pensando que estaba hablando conmigo. Pero
me sorprendió cuando escuché una respuesta de voz femenina, “¿Aquí en el baño?”
“Shhh, está bien, todos estén en clase”, dijo y escuché que se desabrochaba el
cinturón. Abrí con cuidado la puerta de la caseta y estaban cerca de la pared
junto a los lavamanos. Luego escuché que le decía una palabra, “Arrodíllate”.
Mientras lo decía, lo vi empujarla sobre sus rodillas. Me quedé atónita cuando
me di cuenta de quién era ella. Ella era otra estudiante de primero medio, pero
de otro curso del mío. Se arrodilló frente a Carlos y luego escuché su
siguiente orden, “Abre”. Vi su mano meterse entre su cabello y presionar su
cabeza hacia él. Luego lo vi mover sus caderas metiendo su pene en la boca. De
ella.
Fue muy extraño ver que
otra persona hacía lo que yo antes. No sabía qué hacer, quería irme, pero temía
que, si Carlos supiera que yo estaba allí, encontraría la manera de hacerme
participar. Así que me quedé en la caseta y no pude evitar mirar. Al igual que
él había hecho conmigo tantas veces, mantuvo la cabeza apretada y forzó su pene
dentro y fuera de su boca. Fue muy extraño ver esto, me sentí como si estuviera
observándome a mí misma. Pude ver la expresión de su rostro y su intensidad me
era tan familiar. Lo escuché respirar y escuché el sonido de la boca en su
pene. Fue muy extraño escuchar esos sonidos provenientes de ellos.
Estaba frustrada porque
no tenía la intención de haber ido al baño tanto tiempo, pero aún tenía
demasiado miedo para tratar de salir. Los sonidos continuaron y miré su cara
mientras usaba esa boca una y otra vez. Entonces escuché su típica orden, “Traga”.
Y vi su cara tensa mientras entraba en su boca. Una vez más, dijo esa palabra, “Traga”.
Y luego lo vi meter la cara de ella en su ingle. La abrazó con fuerza como me
tuviera a mi tantas veces. Me hizo sentir tensa y sentí que era yo haciendo eso.
Pude sentir su olor. No estaba segura de si realmente lo olía o si todo era de
memoria. Me sentí temblar. La abrazó con fuerza antes de dejarla ir por fin. “Eso
fue fantástico, eres maravillosa”, le dijo.
La vi relajarse y sentir
el alivio de que todo había terminado. Yo conocía ese sentimiento tan bien. Lo
vi apartar su pene y vi la expresión de orgullo en su rostro. Difícilmente
podía creer lo que sentía. Me sentí temblando. La vi levantarse y lavarse la
cara. Lo vi besarla y luego la vi salir primero del baño, luego él detrás de
ella. Me lavé las manos, la cara y volví a mi sala de clase.
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